JOSE LUIS MORENO SOMOS TODOS

Os traigo otro reconocimiento al diestro José Luis Moreno que hace referencia a la histórica tarde que pudimos vivenciar en Pozoblanco, sin duda marcó un antes y un después en la carrera profesional del maestro.
Desde aquí hago llegar mi enhorabuena a Manuel Moreno Valero; autor del artículo. Y decirle que efectivamente José Luis Moreno somos todos.

Aún resuenan los aplausos y por las cercanías del coso de Los Llanos se oye el eco de ¡torero, torero! Era un hervor de multitud de gargantas gritando con entusiasmo un grito de triunfo. Tarde memorable para la evocación de una tragedia que hacía 25 años acaeció en el mismo ruedo. Entonces eran gemidos y llantos y ahora era alegría y gozo. Aquella marcó el final de un gran torero y ésta inicia el ascenso de otro, de estirpe. Para conmemorar el aniversario de Paquirri se ideó algo desmesurado: estrenar la ganadería de moda con una encerrona de seis bravos toros por quien nacido en Dos Torres, toda la comarca de Los Pedroches lo considera paisano. Un día corrió el rumor de que en esta comarca se pretendía levantar un cementerio nuclear, y se puso en pie de guerra para defender su dehesa. Cuando se construyó la vía del AVE se dejó pasar de largo sin tener en cuenta la comarca. Fue la manera mezquina de compensar su contribución después de arrancar parte de su dehesa de encinar. Las gentes de Los Pedroches se unieron para reclamar sus derechos. Como las promesas formuladas no se cumplen en el tiempo convenido, nuevamente aprovecharon el paso de la Vuelta Ciclista para reivindicar la parada del tren en Los Pedroches. Todo esto ha servido para ir creando en Los Pedroches una conciencia y mística de comarca que cada día cala más hondo en sus ciudadanos.


El día 26 de septiembre quedará señalado con letras de oro en la historia del coso de Los Llanos, porque estaba primorosamente adornado de guirnaldas por toda la barrera. La coqueta plaza, llena hasta los topes de un público ávido de sensaciones. Una ganadería de lujo, que por vez primera pisaba estos terrenos en su ya casi centenaria historia y un torero a quien todos sin excepción lo queremos y señalamos como nuestro. A todo ese esplendor se unió el arte y la gallardía del maestro en tarde pletórica de arte y reposo. Gustándose a sí mismo que es la mejor manera de gustar al público. Bordando con la capa y la franela destellos de artista consumado. Con valor a prueba, sin echar el paso atrás en terrenos cercanos, con los pies juntos plantando una figura señera en el redondel. Menejando la muleta a la perfección con la mano derecha y la izquierda, derechazos y naturales perfectos y de compostura muy torera. Había una corriente mística que unía a todos los espectadores. Todos desde su asiento empujaban y sentían la sacudida de lo propio. También entonces, como en otras ocasiones todos teníamos una misma meta, un mismo anhelo y una misma ilusión: el triunfo de José Luis Moreno. Por eso, la tarde se encerró entre dos paréntesis: al finalizar el minuto de silencio en memoria de Paquirri un aplauso estruendoso le hizo salir a los tercios a saludar y al final de la corrida el grito unánime de ¡torero, torero! cerró esa tarde maravillosa y apoteósica de arte taurino.


Manuel Moreno Valero. Cronista oficial de Pozoblanco
Córdoba